Dentro del vasto mundo de las bacterias y del desconocimiento que tenemos de ellas, descubrimos que hay algunas que residen en los animales, el medio ambiente y otras en nosotros. Todos nosotros por lo menos una vez de nuestra vida, hemos tenido una relación directa con la elaboración de un alimento por simple que sea como hacer un sandwich o algo más elaborado como sopas, carnes etc.
En la industria de alimentos se exigen unos exámenes para determinar si el manipulador presenta en su garganta al que podriamos llamar el villano de la historia, el cual es el S. aureus. Bacteria que debe ser controlada con frecuencia en las empresas que elaboren, transformen, envasen, almacenen y vendan alimentos, pero aquí emergen varias preguntas:
1. ¿Cómo se yo como consumidor que la empresa esta controlando esta bacteria entre sus empleados?
2. ¿Cómo yo como empresa sé que el consumidor no es el portador de esta bacteria?
y quizá esta última es la que quiero dejar en cuestión, ¿cuántos de nosotros como consumidores nos hemos realizado un examen de garganta para determinar la existencia del S. aureus? En nuestras casas, el vendedor ambulante, la caseta de comidas rápidas son atendidas por personas que hacen estas transformaciones en los alimentos y desconocemos que podemos ser portadores de una bacteria que hace estragos en la salud de otros.
El S. aureus se situa de manera silenciosa en la garganta y fosas nasales, desde allí lanza toda su artillería, con la alta probabilidad de contaminar los alimentos. Es por eso que en las empresas se ha determinado el uso obligatorio del tapabocas, el cual es para mitigar la posible exisitencia de esta bacteria, pero qué si un cliente le da por tocar u oler el producto?
A continuación relaciono un artículo, que no enseña un poco más sobre esta bacteria.